SU
INFANCIA
Juan Bautista
Plaza vino al mundo en el seno de una familia caraqueña donde
la música formaba parte de la vida cotidiana. Su padre, Juan
Bautista Plaza Larrazábal fue un músico aficionado que
tocaba varios instrumentos y era "el mejor tocador de guitarra
chiquita que había en Caracas", mientras que su madre, Teresa
Alfonzo Rivas había aprendido a tocar el piano a la usanza de
la época. Como su padre era familiar de diversos músicos
importantes, con cierta regularidad se presentaban en la casa tertulias
y recitales musicales. Las presentaciones del pianista Pedro Larrazábal
fueron evocadas años más tarde por el propio Juan Bautista
Plaza.
Juan Bautista
Plaza nació el 19 de julio de 1898, en la parroquia de Altagracia
de Caracas. unos días después, el 13 de agosto, fue presentado
ante las autoridades civiles del Departamento Libertador del Distrito
Federal, donde quedó registrado su nombre completo: Juan Bautista
Rufina Jesús del Monte y Nuestra Señora de Santa Ana.
Al día siguiente, el 14 de agosto, tuvo lugar su bautizo en la
iglesia parroquial de Altagracia, siendo sus padrinos M. Castillo Coronel,
un pariente político, y su abuela Josefina Rivas de Alfonzo,
a quién llamaban cariñosamente Mamasón.
Después
de Juan Bautista, la familia Plaza-Alfonzo fue bendecida con otros cinco
hijos: Teresita (1900), Ana Luisa (1901), Josefina (1904) (Sierva del
Santísimo); Carlos Guillermo (1907) (sacerdote jesuita); y Eduardo
(1901) (compositor y abogado).
En 1904,
Cuando todavía no había cumplido los seis años
de edad, Juan Bautista ingresó al Colegio de San Antonio y la
Inmaculada Concepción para señoritas, que se encontraba
entre Cuartel Viejo y Balconcito. En esta institución dirigida
por las Hermanas de Caridad de San Francisco, inició el aprendizaje
de las primeras letras con la Hermana Rosa.
Unos años
más tarde, hacia 1908, ingresó en el Colegio Francés
de Caracas, donde culminó su primaria y cursó su bachillerato.
Allí el futuro músico adquirió una sólida
educación humanística, cultural y religiosa que junto
a la formación recibida en su hogar harían de él
un hombre de "conciencia clara, recta y generosa".
Su desempeño
en el colegio fue excelente ya que obtuvo diversos "sobresalientes"
así como primeros y segundos "Premios de Honor" en
materias como francés, inglés, español, geografía,
aritmética, historia natural y catecismo. También en el
Colegio Francés, el 2 de Mayo de 1909 realizó su Primera
Comunión.
Hablando
de esa época en una entrevista con Ida Gramcko, el propio Juan
Bautista Plaza se definió como "un muchacho cualquiera",
"un muchacho tranquilo y formal", "nunca fui un muchacho
incorregible ni músico precoz".
Ciertamente
y a pesar que en su casa siempre estaba presente la música, Plaza
no sintió una vocación temprana por ese arte. De niño,
su interés se centró en la astronomía, ciencia
por la que llegó a sentir una gran pasión durante toda
su vida. Su atracción por el cielo y las estrellas debió
surgir cuando tenía unos 13 años. Entonces conoció
a don Fernando Arroyo Parejo quién era miembro de la Sociedad
Astronómica de Francia que dirigía el sabio francés
Camile Flammarion.
El entusiasmo
por esta ciencia lo llevó a solicitar su inscripción en
dos sociedades a nivel internacional: la Sociedad Astronómica
de España y América, ubicada en Barcelona, España,
y la Société Astronomique de France, cuya cede se encontraba
en París. El 10 de agosto de 1912 fue aceptado como Miembro Titular
en la sociedad francesa, y poco después, el 30 de septiembre
fue nombrado Socio Titular en la correspondiente española.
El entusiasmo
del niño fue grande, leía libros, observaba a diario las
estrellas y emprendió la redacción de su primer libro
que tituló Astronomía Estudios sobre nuestro Sistema Planetario
Por Juan Plaza. Aunque luego Plaza se dedicó a la música,
su afición por los cuerpos celestes lo acompañó
hasta sus últimos días. Todavía en la década
de 1920 seguía cotizando como miembro de la Sociedad Astronómica
de Francia. En su casa siempre tuvo un telescopio que utilizaba con
frecuencia en la azotea durante las noches estrelladas. Colaboró
también con la Sociedad Astronómica de Caracas y en más
de una oportunidad dictó conferencias sobre "La astronomía
y la música" (1950).
Ese sutil
pero importante paso existente entre la niñez y la juventud,
que en la época era simbolizado con el uso de pantalones cortos
y largos, fue expresamente definido por el propio Plaza, quién
unos días antes de culminar el año 1912 escribió:
Declaro solemnemente y por unanimidad de votos, que la fecha elegida
para la puesta de los pantalones largos es el día 1° de enero
de 1913. Juan B. Plaza A.
SU JUVENTUD
Hacia 1913,
cuando iniciaba su adolescencia, surgió la vocación musical
en Juan Bautista Plaza. Poco a poco el joven empezó a interesarse
en la música y su pasión por la astronomía pasó
a un segundo nivel. Al recordar esos años el propio compositor
expresó:
"Mi
vocación musical se despertó tardíamente. En mi
hogar se hacía música con frecuencia. Mi madre tocaba
piano y mi padre, que tenía un oído finísimo, era
uno de los mejores tocadores de cuatro que había en Caracas.
También era muy hábil acompañando al piano valses
criollos a cuatro manos, por fantasía [...] Tendría unos
ocho años cuando mi padre me compró un pequeño
cuatro y me enseñó algunos tonos, pero la verdad es que
hasta la edad de 14 años no demostré especial inclinación
por la música. Esta surgió en mí de manera casi
repentina. Me puse por mi cuenta a estudiar piano y de una vez me lancé
a componer, sin tener todavía la menor preparación para
ello".
Rápidamente
su vocación musical se dirigió al campo de la composición
más que hacia la interpretación. En 1914 compuso su primera
obra, un vals para piano titulado Grani di oro. Fue posiblemente en
esa época cuando recibió sus primeras lecciones formales
de música con el pianista, compositor y profesor José
María Suárez (1845-1922), autor de varias obras pedagógicas:
Teoría de Suárez o rudimentos de la música (1873),
Mecánica musical: nuevo método para aprender a acompañar
piezas de bailes por medio de números (1876), La música
al alcance de los niños (1880) y Compendio de historia musical
desde la antigüedad hasta nuestros días (1909).
Su despertar
en el mundo de la música se vio alentado por los padres del Colegio
Francés donde estudiaba su bachillerato, quienes le dieron la
oportunidad de impartir clases de canto y ensayar el coro para las distintas
actividades religiosas que allí se llevaban a cabo. Así
surgió en el joven otra de sus vocaciones, la enseñanza.
Plaza aprovechó la circunstancia para que sus propios compañeros
interpretaran sus primeras composiciones en el ámbito escolar.
El sábado 25 de marzo de 1916, Plaza presentó su primera
obra en un acto público. Ese día el Colegio Francés
organizó una velada en su auditorio y como sexto número
se estrenó la zarzuela Zapatero a tus zapatos que Plaza compuso
sobre un texto de su amigo y condiscípulo Antonio Redescal Uzcátegui.
Esta obra
en un acto y tres cuadros fue interpretada por sus propios compañeros,
mientras que en el pequeño grupo orquestal figuraron importantes
personajes como el maestro Pedro Antonio Silva y sus discípulos
de violín Alberto Reyna, Enrique González Rincones y Ramón
Centeno Vallenilla, también participaron el violonchelista Enrique
de los Ríos y el pianista José Ignacio Baldó, todos
bajo la dirección del propio Juan Bautista Plaza. Fue todo un
acontecimiento en el Colegio Francés y varios de los alumnos
hicieron caricaturas de Plaza dirigiendo el ensayo y hasta redactaron
unos versos inspirados en la presentación. En esa misma época
Plaza compuso una segunda zarzuela titulada La Liberal que nunca fue
estrenada.
Unos meses
más tarde, en julio de 1916, Plaza terminó su bachillerato
y poco después ingresó a la Universidad para proseguir
estudios de Derecho. Sin embargo, continuó impartiendo sus clases
de música y dirigiendo el coro del Colegio Francés prácticamente
hasta mediados de 1920, cuando partió a Roma. En esos años
compuso el Himno del Colegio Francés sobre un texto del padre
Joseph Honoré.
Su paso
por la Universidad no fue muy feliz. El joven se debatió constantemente
entre seguir una "profesión" o dedicarse a la música.
En realidad la formación y luego el panorama laboral para un
artista no era nada prometedor en la Caracas de aquel entonces. Pero
las opciones que le ofrecía la Universidad no eran tampoco del
agrado de Plaza. Estudió un año de Derecho y luego se
cambió para la Escuela de Medicina, donde permaneció durante
dos años. En la Universidad tuvo como profesor de Filosofía
del Derecho al doctor Esteban Gil Borges, con quién logró
un importante acercamiento que le abriría muchas puertas hacia
1936.
Sus inquietudes
intelectuales lo llevaron a formar parte de un grupo titulado "Ateneo
de los Siete" y en el que figuraban también Edgar Ganteaume
Tovar, Enrique González Rincones, Octavio Calcaño Vetancourt,
Emilio Calcaño y los hermanos Eduardo y Pascual Arroyo Lameda.
Este grupo buscaba adentrarse en las letras clásicas griegas
y latinas, así como organizar diversas conferencias en su seno,
donde cada uno de los integrantes podía desarrollar el tema de
su preferencia. Fue allí donde Plaza ofreció la primera
de sus innumerables conferencias, titulada "Música no popular
e impopular".
Desde esa
época, su vocación por la música no se limitó
solo a interpretar y a componer sino también a la reflexión
y a la enseñanza. El Colegio Francés y el Ateneo de los
Siete le brindaron la oportunidad de compartir sus conocimientos y pensamientos
con gente cercana, sin embargo pareció no ser suficiente para
el joven, que buscó otros medios para ampliar el rango de acción.
Fue así como el 28 de octubre de 1917 publicó su artículo
"Nuestra Música" en la revista Patria y Arte. Este
sería el primero de muchísimos artículos que escribiría
a lo largo de los años para los medios impresos.
En esos
años se encontraba en Caracas monseñor Ricardo Bartoloni,
un sacerdote y músico florentino que se desempeñó
como secretario de la Nunciatura en Venezuela, hasta 1922. Monseñor
Bartoloni frecuentaba el Colegio Francés para conversar con sacerdotes,
profesores y alumnos, así como para tocar el armonio de la capilla.
Allí conoció al joven Plaza y tuvo la oportunidad de escuchar
algunas de sus composiciones. Preocupado como estaba por subir el nivel
de la música en la iglesia y de aplicar en nuestro país
las reformas musicales propuestas en la encíclica "Motu
Proprio" (1903) de Pío X, Bartoloni propuso al Cabildo Metropolitano
y al Arzobispo de Caracas que se le otorgara una beca a Juan Bautista
Plaza para que realizara estudios formales en la Pontificia Escuela
Superior de Música Sagrada, en Roma. Las autoridades eclesiásticas
accedieron a la solicitud, con el compromiso que a su regreso a Venezuela
ocupara el cargo de organista y maestro de capilla de la Catedral de
Caracas por un lapso de cinco años.
El acuerdo
llegó a feliz término y el 19 de julio de 1920, el día
de su cumpleaños, Juan Bautista Plaza partió hacia Roma
con la ilusión y el firme propósito de prepararse y dedicarse
a su verdadera vocación, la música.
Al
utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:
Sangiorgi, Felipe. Vida y Obra del Maestro Juan Bautista Plaza.
CD-ROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2002. |