En Juan
Bautista Plaza, la enseñanza fue una de las más elevadas
motivaciones de su vida. Si su espíritu estaba ávido de
conocimientos, también estaba lleno de bondad y de deseo de compartir
la riqueza espiritual que la música le había permitido
alcanzar. Plaza no sólo fue un profesor en las aulas, sino un
Maestro en la cotidianidad, cuyo magisterio no se limitó a impartir
sabiduría sino a dar ejemplo de vida.
Plaza dedicó
gran parte de su vida a la enseñanza de la música, sacrificando
incluso su labor como compositor en pro de tan loable misión.
A tal respecto en 1950 expresó:
"Junto
a la vocación propiamente artística, la cual se ha hecho
manifiesta en mi humilde labor de compositor o de director de coros
o de orquesta, coexiste la marcada inclinación que siempre he
tenido por la enseñanza
Ante mis propios ojos, me considero
indiscutiblemente mejor como profesor de historia o estética
musical que como compositor. Creo, además, sinceramente, que
le presto un servicio más útil a la juventud de mi país,
enseñándole lo que es arte musical y por qué se
le debe amar y cultivar, que no perdiendo el tiempo en la creación
de obras que sé no habrán de aportar nada que valga realmente
la pena en el campo de la música nacional." (1)
La Cátedra
de Historia de la Música
Sus primeros
pasos en la enseñanza de la música se remontan a 1916,
cuando empezó a impartir clases de música en el Colegio
Francés, donde cursaba su bachillerato. Luego partió a
Roma y a su regreso buscó de inmediato la forma de dedicarse
a la enseñanza. El 31 de enero de 1924 fue nombrado profesor
de armonía y composición en la Escuela de Música
y Declamación, que luego se llamó Escuela Superior de
Música y que en la actualidad se conoce como Escuela de Música
José Ángel Lamas. Ocupó esta cátedra hasta
fines de 1928. Continuó enseñando música en la
escuela y el 20 de enero de 1931 inauguró allí su cátedra
de "Historia General de la Música", la primera que
se creaba en el país con la finalidad de completar la formación
cultural y humanística de los estudiantes de música. Plaza
permaneció al frente de esta cátedra durante 31 años,
por lo que todos los grandes compositores que se graduaron en la Escuela
de Música bajo la guía del maestro Vicente Emilio Sojo,
también pasaron por las aulas de Juan Bautista Plaza.
Años
más tarde, en 1947, Plaza amplió el alcance de su enseñanza
con la creación de una cátedra de Estética y Apreciación
de la Música.
En los
primeros tiempos de la cátedra de historia, Plaza tuvo que trabajar
duramente para la preparación de sus clases. Poseía una
"ortofónica" con un poco más de 90 discos que
eventualmente pudo utilizar para sus ejemplos musicales. Con el tiempo
la Escuela de Música fue adquiriendo una verdadera fonoteca con
discos de 78 revoluciones por minutos. Sin embargo el mayor problema
no estaba allí sino en la falta de una bibliografía básica
disponible para los alumnos. Difícilmente se encontraban en Caracas
libros apropiados y en cantidades suficientes para cubrir las necesidades
de su cátedra. Entonces Plaza se dedicó a escribir una
gran cantidad de Tesis sobre diversos tópicos de la historia
de la música. En un principio los alumnos debieron rotarse la
lectura de las Tesis, pero posteriormente fueron multigrafiadas y repartidas
entre los estudiantes. Entonces Plaza delegaba en la lectura de las
Tesis los temas netamente históricos y se dedicaba más
al conocimiento, al análisis, a la estética y la observación
auditiva de las obras musicales. La clase se volvió más
práctica que teórica.
En 1991
Nolita de Plaza recopiló y revisó treinta y cinco de estas
Tesis, publicándolas en un libro titulado sencillamente Historia
de la Música
La educación
musical en Venezuela
Plaza no
solo se dedicó a impartir clases, sino que asumió en diversas
oportunidades la crítica posición de hacer un análisis
de la difícil situación en que se encontraba la enseñanza
de la música en Venezuela. En el año 1938 el Ministro
de Educación fue interpelado por el Congreso por el simple hecho
de haber aumentado, en una pequeña cantidad, el presupuesto de
la Escuela Superior de Música. Indignado por el hecho, Plaza
preparó en junio de ese año un documento titulado La posición
de Venezuela en el panorama artístico de América. A propósito
de recientes debates en la Cámara del Senado. Allí el
compositor comparó los logros de otros países de Latinoamérica
con los de Venezuela, concluyendo que se requiere de un mayor apoyo
del Gobierno a la cultura. Otro trabajo sobre el mismo tema lo tituló
"Urge salvar la música nacional" y fue publicado en
la Revista Nacional de Cultura en su segundo número, en noviembre
de 1938.
La preocupación
de Plaza por la enseñanza de la música en Venezuela no
fue solo un problema político o de opinión. En verdad
Plaza mostró un profundo interés en el tema y mantuvo
siempre una visión integral del problema. En la Escuela Superior
de Música, que era la única que existía, se aceptaban
solo muchachos grandes y preferiblemente que ya tuvieran cierto conocimiento
de música. Los estudiantes salían de allí básicamente
graduados como intérpretes de algún instrumento, aunque
a partir de 1944 salieron las primeras promociones de compositores.
El análisis
de Plaza hacía énfasis en que faltaban los dos extremos.
Por un lado el estudio de la música no era accesible a los más
pequeños y no se aprovechaba la permeabilidad propia de las primeras
edades para enseñarle al niño a disfrutar del arte. Por
otra parte hacía falta, para el músico de carrera, una
formación de carácter académico universitario,
ya que la música debía considerarse como una profesión
digna y los músicos debían a su vez tener una formación
sólida e integral.
Al respecto
surgieron dos ideas: primero había que crear una Escuela Preparatoria
de Música que acogiera a los niños más pequeños;
luego se construiría un Conservatorio en la Universidad Central
de Venezuela. De estos dos proyectos, sólo el primero pudo llevarlo
a cabo. En 1945, siendo Director de Cultura del Ministerio de Educación,
logró la creación de la Escuela Preparatoria de Música,
que luego dirigió y que en la actualidad tiene el nombre de Escuela
de Música Juan Manuel Olivares.
Pero no
se trataba solamente de crear escuelas de música, también
había que diseñar el pensum así como los métodos
de enseñanza. En este sentido Plaza también se preparó
adecuadamente durante varios años, estudiando modelos aplicados
en otros países. En 1939 Plaza fue nombrado "Profesor de
Pedagogía Musical y organizador de coros infantiles" en
el Ministerio de Educación, y al año siguiente se desempeñó
como "Inspector de Enseñanza Artística". En
1942 fue invitado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos
para estudiar durante 3 meses el sistema de enseñanza musical
en ese país. Antes de regresar a Venezuela, pasó también
un tiempo por México para conocer los sistemas aplicados en esa
nación. En 1946, el Ministerio de Educación lo envía
seis meses a los Estados Unidos para continuar estudiando su organización
general de la educación musical. Allí representó
a nuestro país en el Congreso Nacional de Educación Musical
realizado en Cleveland. En 1948 asiste a un nuevo Congreso de Educación
Musical en USA y en 1953 emprende un viaje de un año para estudiar
la organización y el funcionamiento de los Conservatorios en
Italia, Francia, Bélgica y España.
La Escuela
Preparatoria de Música
Cuando
Juan Bautista Plaza creó la Escuela Preparatoria de Música,
en 1945, lo hizo con la intención de permitir que los niños
de corta edad pudieran realizar estudios de música. Allí
se impartirían las materias iniciales y fundamentales y una vez
que los alumnos hayan alcanzado cierto nivel, pasarían a la Escuela
Superior de Música ubicada en Santa Capilla y dirigida por Vicente
Emilio Sojo. El primer director de la escuela fue Carlos Figueredo.
En 1948,
Plaza fue nombrado director de la escuela, permaneciendo en el cargo
hasta finales de 1962, cuando fue jubilado. Plaza no sólo se
ocupó de la dirección y los trámites administrativos,
sino también de impartir clases a los alumnos, así como
de crear una biblioteca y una discoteca apropiada para la institución.
Al momento de su jubilación se habían adquiridos unos
3000 discos y 600 libros aproximadamente.
Con el
correr de los años y a medida que los primeros alumnos fueron
avanzando en su aprendizaje, debían pasar a la Escuela Superior
de Música, sin embargo esto no fue fácil ni práctico.
En muchas ocasiones los mismos alumnos no mostraban interés en
cambiar de institución y querían culminar sus estudios
allí donde los habían iniciado. Esto trajo consigo un
problema inesperado en los planes iniciales de la Escuela. La solución
llegó en 1958, cuando Plaza consiguió que el Ministerio
de Educación aprobara que la Escuela Preparatoria de Música
se convirtiera en Superior, pudiendo dictar allí todas las materias
musicales. El nuevo nombre fue Escuela de Música Juan Manuel
Olivares, mientras que la Superior de Santa Capilla pasó a llamarse
Escuela de Música José Ángel Lamas.
Al
utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:
Sangiorgi, Felipe. Vida y Obra del Maestro Juan Bautista Plaza.
CD-ROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2002. |