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JUAN BAUTISTA PLAZA (1898-1965)
El pedagogo

En Juan Bautista Plaza, la enseñanza fue una de las más elevadas motivaciones de su vida. Si su espíritu estaba ávido de conocimientos, también estaba lleno de bondad y de deseo de compartir la riqueza espiritual que la música le había permitido alcanzar. Plaza no sólo fue un profesor en las aulas, sino un Maestro en la cotidianidad, cuyo magisterio no se limitó a impartir sabiduría sino a dar ejemplo de vida.

Plaza dedicó gran parte de su vida a la enseñanza de la música, sacrificando incluso su labor como compositor en pro de tan loable misión. A tal respecto en 1950 expresó:

"Junto a la vocación propiamente artística, la cual se ha hecho manifiesta en mi humilde labor de compositor o de director de coros o de orquesta, coexiste la marcada inclinación que siempre he tenido por la enseñanza… Ante mis propios ojos, me considero indiscutiblemente mejor como profesor de historia o estética musical que como compositor. Creo, además, sinceramente, que le presto un servicio más útil a la juventud de mi país, enseñándole lo que es arte musical y por qué se le debe amar y cultivar, que no perdiendo el tiempo en la creación de obras que sé no habrán de aportar nada que valga realmente la pena en el campo de la música nacional." (1)

La Cátedra de Historia de la Música

Sus primeros pasos en la enseñanza de la música se remontan a 1916, cuando empezó a impartir clases de música en el Colegio Francés, donde cursaba su bachillerato. Luego partió a Roma y a su regreso buscó de inmediato la forma de dedicarse a la enseñanza. El 31 de enero de 1924 fue nombrado profesor de armonía y composición en la Escuela de Música y Declamación, que luego se llamó Escuela Superior de Música y que en la actualidad se conoce como Escuela de Música José Ángel Lamas. Ocupó esta cátedra hasta fines de 1928. Continuó enseñando música en la escuela y el 20 de enero de 1931 inauguró allí su cátedra de "Historia General de la Música", la primera que se creaba en el país con la finalidad de completar la formación cultural y humanística de los estudiantes de música. Plaza permaneció al frente de esta cátedra durante 31 años, por lo que todos los grandes compositores que se graduaron en la Escuela de Música bajo la guía del maestro Vicente Emilio Sojo, también pasaron por las aulas de Juan Bautista Plaza.

Años más tarde, en 1947, Plaza amplió el alcance de su enseñanza con la creación de una cátedra de Estética y Apreciación de la Música.

En los primeros tiempos de la cátedra de historia, Plaza tuvo que trabajar duramente para la preparación de sus clases. Poseía una "ortofónica" con un poco más de 90 discos que eventualmente pudo utilizar para sus ejemplos musicales. Con el tiempo la Escuela de Música fue adquiriendo una verdadera fonoteca con discos de 78 revoluciones por minutos. Sin embargo el mayor problema no estaba allí sino en la falta de una bibliografía básica disponible para los alumnos. Difícilmente se encontraban en Caracas libros apropiados y en cantidades suficientes para cubrir las necesidades de su cátedra. Entonces Plaza se dedicó a escribir una gran cantidad de Tesis sobre diversos tópicos de la historia de la música. En un principio los alumnos debieron rotarse la lectura de las Tesis, pero posteriormente fueron multigrafiadas y repartidas entre los estudiantes. Entonces Plaza delegaba en la lectura de las Tesis los temas netamente históricos y se dedicaba más al conocimiento, al análisis, a la estética y la observación auditiva de las obras musicales. La clase se volvió más práctica que teórica.

En 1991 Nolita de Plaza recopiló y revisó treinta y cinco de estas Tesis, publicándolas en un libro titulado sencillamente Historia de la Música

La educación musical en Venezuela

Plaza no solo se dedicó a impartir clases, sino que asumió en diversas oportunidades la crítica posición de hacer un análisis de la difícil situación en que se encontraba la enseñanza de la música en Venezuela. En el año 1938 el Ministro de Educación fue interpelado por el Congreso por el simple hecho de haber aumentado, en una pequeña cantidad, el presupuesto de la Escuela Superior de Música. Indignado por el hecho, Plaza preparó en junio de ese año un documento titulado La posición de Venezuela en el panorama artístico de América. A propósito de recientes debates en la Cámara del Senado. Allí el compositor comparó los logros de otros países de Latinoamérica con los de Venezuela, concluyendo que se requiere de un mayor apoyo del Gobierno a la cultura. Otro trabajo sobre el mismo tema lo tituló "Urge salvar la música nacional" y fue publicado en la Revista Nacional de Cultura en su segundo número, en noviembre de 1938.

La preocupación de Plaza por la enseñanza de la música en Venezuela no fue solo un problema político o de opinión. En verdad Plaza mostró un profundo interés en el tema y mantuvo siempre una visión integral del problema. En la Escuela Superior de Música, que era la única que existía, se aceptaban solo muchachos grandes y preferiblemente que ya tuvieran cierto conocimiento de música. Los estudiantes salían de allí básicamente graduados como intérpretes de algún instrumento, aunque a partir de 1944 salieron las primeras promociones de compositores.

El análisis de Plaza hacía énfasis en que faltaban los dos extremos. Por un lado el estudio de la música no era accesible a los más pequeños y no se aprovechaba la permeabilidad propia de las primeras edades para enseñarle al niño a disfrutar del arte. Por otra parte hacía falta, para el músico de carrera, una formación de carácter académico universitario, ya que la música debía considerarse como una profesión digna y los músicos debían a su vez tener una formación sólida e integral.

Al respecto surgieron dos ideas: primero había que crear una Escuela Preparatoria de Música que acogiera a los niños más pequeños; luego se construiría un Conservatorio en la Universidad Central de Venezuela. De estos dos proyectos, sólo el primero pudo llevarlo a cabo. En 1945, siendo Director de Cultura del Ministerio de Educación, logró la creación de la Escuela Preparatoria de Música, que luego dirigió y que en la actualidad tiene el nombre de Escuela de Música Juan Manuel Olivares.

Pero no se trataba solamente de crear escuelas de música, también había que diseñar el pensum así como los métodos de enseñanza. En este sentido Plaza también se preparó adecuadamente durante varios años, estudiando modelos aplicados en otros países. En 1939 Plaza fue nombrado "Profesor de Pedagogía Musical y organizador de coros infantiles" en el Ministerio de Educación, y al año siguiente se desempeñó como "Inspector de Enseñanza Artística". En 1942 fue invitado por el Departamento de Estado de los Estados Unidos para estudiar durante 3 meses el sistema de enseñanza musical en ese país. Antes de regresar a Venezuela, pasó también un tiempo por México para conocer los sistemas aplicados en esa nación. En 1946, el Ministerio de Educación lo envía seis meses a los Estados Unidos para continuar estudiando su organización general de la educación musical. Allí representó a nuestro país en el Congreso Nacional de Educación Musical realizado en Cleveland. En 1948 asiste a un nuevo Congreso de Educación Musical en USA y en 1953 emprende un viaje de un año para estudiar la organización y el funcionamiento de los Conservatorios en Italia, Francia, Bélgica y España.

La Escuela Preparatoria de Música

Cuando Juan Bautista Plaza creó la Escuela Preparatoria de Música, en 1945, lo hizo con la intención de permitir que los niños de corta edad pudieran realizar estudios de música. Allí se impartirían las materias iniciales y fundamentales y una vez que los alumnos hayan alcanzado cierto nivel, pasarían a la Escuela Superior de Música ubicada en Santa Capilla y dirigida por Vicente Emilio Sojo. El primer director de la escuela fue Carlos Figueredo.

En 1948, Plaza fue nombrado director de la escuela, permaneciendo en el cargo hasta finales de 1962, cuando fue jubilado. Plaza no sólo se ocupó de la dirección y los trámites administrativos, sino también de impartir clases a los alumnos, así como de crear una biblioteca y una discoteca apropiada para la institución. Al momento de su jubilación se habían adquiridos unos 3000 discos y 600 libros aproximadamente.

Con el correr de los años y a medida que los primeros alumnos fueron avanzando en su aprendizaje, debían pasar a la Escuela Superior de Música, sin embargo esto no fue fácil ni práctico. En muchas ocasiones los mismos alumnos no mostraban interés en cambiar de institución y querían culminar sus estudios allí donde los habían iniciado. Esto trajo consigo un problema inesperado en los planes iniciales de la Escuela. La solución llegó en 1958, cuando Plaza consiguió que el Ministerio de Educación aprobara que la Escuela Preparatoria de Música se convirtiera en Superior, pudiendo dictar allí todas las materias musicales. El nuevo nombre fue Escuela de Música Juan Manuel Olivares, mientras que la Superior de Santa Capilla pasó a llamarse Escuela de Música José Ángel Lamas.

 

 

Al utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:
Sangiorgi, Felipe. Vida y Obra del Maestro Juan Bautista Plaza. CD-ROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2002.

 
 

   
           

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