Becado
por el Cabildo Metropolitano de la Catedral de Caracas, Juan Bautista
Plaza partió a Roma el 19 de julio de 1920. Antes de llegar a
Italia el vapor se detuvo en España, donde el joven tuvo la oportunidad
de conocer fugazmente a Felipe Pedrell. El 25 de octubre llegó
a Roma e inmediatamente inició sus estudios musicales en la Pontificia
Escuela Superior de Música Sagrada, una institución que
el Papa Pio X había fundado en 1911 con el fin de llevar adelante
las reformas que en materia musical había propuesto en su encíclica
"Motu Proprio", de 1903.
En esa
prestigiosa institución, Plaza tuvo como maestros a destacadas
figuras del órgano y la música religiosa: Paolo Ferretti
en Canto Gregoriano; Raffaele Manari (organista de gran renombre) en
Órgano; Licino Refice en Armonía; Cesare Dobici en Contrapunto
y fuga; Raffaele Casimiri (compositor, organista y maestro de capilla
de la Basílica de San Juan de Letrán) en Polifonía
y en Composición Sagrada; y Edoardo Dagnino en Historia de la
Música
Los progresos
de Plaza no se hicieron esperar y en tan solo dos meses aprobó
su primer año de armonía. Sus avances en el órgano
y sobre todo en la composición fueron notables. En 1921 envió
a Caracas sus Seis Motetes en honor del S. Sacramento, que fueron muy
elogiadas por su antiguo maestro Jesús María Suárez.
En marzo de ese mismo año se estrenaron en Francia tres de sus
obras más recientes, enviadas allá por uno de los profesores
del Colegio Francés. En mayo, al escuchar sus composiciones,
el maestro Licino Refice le dijo que de seguir así "hará
una bella carrera". Todo esto motivó a Plaza para trabajar
muy duro, dedicando largas horas del día al estudio de todas
sus materias.
En las
cartas a su familia y al Cabildo Metropolitano de la Catedral de Caracas,
Plaza escribió mucho sobre sus progresos en la interpretación
del órgano y sobre su anhelo por disponer en Caracas de un órgano
adecuado para la interpretación de todo el repertorio organista.
Eso no era posible con los órganos existentes en la ciudad, por
lo que las autoridades eclesiásticas le solicitaron presupuestos
para la adquisición de un nuevo órgano. Plaza hizo las
diligencias, sin embargo el proyecto no pudo concretarse ni en ese momento
ni en los posteriores veinticinco años en que se desempeñó
como maestro de capilla de la Catedral.
Además
del aspecto formal de sus estudios, Roma le ofreció a Plaza la
posibilidad de acercarse a todo un mundo musical completamente desconocido
en su Caracas natal. Asistió a infinidad de conciertos donde
apreció obras de los más diversos géneros, estilos
y épocas, partiendo desde la antigüedad, el gregoriano,
los primeros polifonistas, las escuelas romana, veneciana, francesa
y española, hasta las creaciones religiosas más modernas
de principios del siglo XX encabezadas por Lorenzo Perosi, con quién
había entablado cierta relación a finales de 1920.
Pero este
conocimiento no se circunscribió ni limitó únicamente
a la música religiosa. La música profana también
le atrajo en sus más diversas manifestaciones y concepciones:
la música sinfónica, la ópera, la música
de cámara, la música para órgano, las ideas nacionalistas,
los nuevos conceptos armónicos. Conoció al Beethoven sinfonista,
a Wagner y su ópera, a Strauss y Debussy con sus concepciones
modernas de la orquestación, a los rusos con su nacionalismo,
así como a los entonces jóvenes compositores que innovaban
con sus nuevas concepciones armónicas. Todo esto lo motivó
a componer y adentrarse también en el campo de la música
profana.
Plaza aprovechó
su permanencia en Italia para emprender algunos cortos viajes a otras
tierras. Entre agosto y septiembre de 1921 fue a Francia. El itinerario
lo llevó por Chavagnes, París, Versalles, Niza, Milán,
Ravena y Florencia. En Chavagnes se detuvo en la casa principal y el
seminario de los Padres de la Inmaculada, que habían regentado
el Colegio Francés de Caracas, donde Plaza cursó sus estudios
de primaria y bachillerato. Otros viajes más cortos tuvieron
como destino Asis, Aventino y el famoso Monte Sacro.
Inicialmente
sus estudios debían durar cuatro años: los tres primeros
de estudios básicos y el cuarto para cursos de especialización.
Sin embargo, la repentina muerte de su padre, ocurrida el 19 de febrero
de 1922, trajo consigo serios problemas económicos para su madre
y sus hermanos. Para no sacrificar la carrera de Plaza, decidieron entonces
que culminara los tres primeros años de estudio, suprimiendo
el año de perfeccionamiento.
El 15 de
julio de 1923 recibió su Diploma en Composición Sacra
y unos días más tarde, el 24 de julio, embarcó
en un vapor rumbo a Caracas, iniciando una nueva etapa de su vida.
Al
utilizar parte de este material se agradece citar la siguiente fuente:
Sangiorgi, Felipe. Vida y Obra del Maestro Juan Bautista Plaza.
CD-ROM. Fundación Juan Bautista Plaza, Caracas, 2002. |