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XXXIII
Música clásica, romántica y moderna
Hemos venido examinando últimamente las distintas
modalidades de la música instrumental en la época de Johann
Sebastian Bach. Hablamos de la fuga y anteriormente habíamos
tratado de los aires de danzas que forman parte de la suite clásica,
así como de ciertas composiciones de tipo especial, tales como
el preludio, la tocata, etc. El oyente culto debe poder apreciar la
calidad y los diversos estilos de toda esta música, ciertamente
importante, que suele figurar en los programas de los recitales y conciertos
de los grandes virtuosos. No debe limitarse a conocer únicamente
las obras de un reducido número de compositores favoritos. Semejante
limitación no tiene razón de ser. Es un hábito
deplorable el que adquieren ciertas personas de no querer escuchar sino
música de tal o cual época o de tales o cuales autores.
Convenimos en que no todas las obras han de despertar en nosotros la
misma clase de emociones. Hay músicas para todos los gustos.
A unos les place más escuchar a los clásicos; a otros
no les conmueven sino los compositores románticos o bien los
raros y fascinadores aspectos de la música moderna. Pero el gusto
personal es un factor que no ha de impedir al oyente verdaderamente
culto, la comprensión y la debida apreciación de toda
la música digna y grande que existe. Saber apreciar la música
implica, pues, hacer abstracción, hasta donde sea posible, de
nuestro gusto personal y aprender a reconocer, imparcialmente, el mérito
artístico de la obra que escuchamos.
Una condición indispensable que debe poseer todo
oyente culto es la de saber distinguir y valorizar la calidad de los
distintos estilos de música pertenecientes a diferentes épocas
de la historia musical. La única manera efectiva de adquirir
este conocimiento es mediante la audición metódica y comparada
de obras musicales de diversos autores, cuyo estilo ofrezca características
verdaderamente personales, inconfundibles. Es justamente lo que queremos
hacer ahora al recomendar la audición de algunos trozos musicales
de épocas y estilos diferentes, aunque pertenecientes todos ellos
a un mismo género: el de los aires de danza. Escuchemos, pues,
sucesivamente, un minuet y un passepied de Rameau, esto es, música
de mediados del siglo XVIII; luego, una composición de la época
romántica y, por último, dos de la principios del siglo
XX. La diferencia entre esos tres estilos: clásico, romántico
y moderno, quedará así bien definida. Cada quien podrá
darse cuenta del sello peculiar que tiene esta música de tipo
relativamente sencillo en las diferentes épocas que hemos mencionado.
Para comenzar diremos que los aires de danza de Rameau tienen
todos esa elegancia aristocrática tan propia de los salones de
la época a la cual pertenecen. Las melodías son siempre
claras, definidas, muy cuadradas, incluso en los aires de danza de movimiento
rápido, como es el passepied que sigue inmediatamente después
del minuet, ambos pertenecientes a la suite Castor y Polux. Nunca
es nerviosa esta música; su dinamismo, cuando lo hay, es siempre
un dinamismo calculado, a fin de que no sobrepase los limites de la
compostura y del buen tono. Esta música de Rameau encierra las
cualidades más típicas y sobresalientes del espíritu
francés: la medida, la ponderación en todo.

Jean Phillippe Rameau,
compositor, clavecinista y teórico francés
(Dijon, 1683 - París, 1764)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Suite Castor y Polux, de Jean Philippe Rameau.
Al pasar a la época romántica, nos encontramos
con una sensibilidad completamente diferente. El artista romántico
se señala casi siempre por el tono exagerado y hasta enfático
que suele comunicarle a la expresión de sus sentimientos. La
libertad de expresión es algo esencial del espíritu romántico.
La música se vuelve sentimental o apasionada. En los aires de
danza, el ritmo se acelera y a veces llega hasta hacerse tumultuoso.
Por dondequiera campea la fantasía libremente. Los contrastes
de toda índole, dinámicos y expresivos, abundan y llegan
a convertirse en un elemento esencial de la expresión romántica.
La armonía usa frecuentes disonancias y los giros melódicos
siguen curvas sinuosas. Hay a menudo en la música de todo este
período, cierta agitación sensual, cierta intranquilidad,
lo cual puede considerarse como uno de los elementos característicos
del estilo romántico en música. El alegre vals comenzó
a popularizarse en esta época, viniendo a sustituir al pausado
minuet del siglo XVIII. Un admirable ejemplo de vals romántico
es el que nos ha dejado Weber en su célebre Invitación
al Vals, cuya extraña introducción vemos reaparecer
al final de la obra. Compárese este estilo con el de la música
de Rameau, comentada anteriormente. El oyente se dará cuenta
en seguida de que los tiempos han cambiado.

Carl Maria von Weber, compositor alemán
(Oldenburgo, 1786 - Londres, 1826)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Invitación al Vals, de Carl Maria
von Weber.
Si algo caracteriza a la música de nuestros días
es la extraordinaria variedad de estilos que ofrece. Realmente, nada
es tan difícil como dar en forma sintética una idea de
los nuevos caminos que ha venido siguiendo el arte de los sonidos. El
oyente, incluso el oyente más o menos culto, se encuentra a menudo
desorientado ante los raros e imprevistos ejemplares de la flora musical
con los que tropieza diariamente. Por el momento, nos limitaremos a
decir que muchas de las tendencias que hallamos en la música
moderna son lejanas consecuencias del espíritu romántico
del siglo XIX. Existen, asimismo, otras corrientes que representan un
retorno al estilo clásico del siglo XVIII: es lo que se ha denominado
el neoclasicismo. Entre los compositores que han seguido en algunas
de sus obras esta tendencia neoclásica, citaremos a Igor Stravinsky,
el músico acaso más discutido de su tiempo. Después
de haberse mostrado como un verdadero revolucionario en sus primeras
obras, Stravinsky optó, durante algunos años, por escribir
composiciones de ese estilo neoclásico al que nos referimos.
De esa producción escogeremos un precioso trozo musical que forma
parte del ballet titulado Apolo Musageta. Dicha composición,
que es un aire de danza de forma libre y de movimiento lento, recuerda,
de extraña manera, y a pesar de sus armonías modernas,
los ballets de Rameau y de Glück y en general el estilo suave y
la serena expresión de los grandes maestros del siglo XVIII.

Igor Stravinsky, compositor ruso
(Oranienhaum, 1882 - Nueva York 1971)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Apolo Musageta (Ballet), de Igor Stravinsky.
Oigamos ahora una danza de Claude Debussy, orquestada por
Maurice Ravel, en la cual podremos contemplar otro aspecto muy diferente
del estilo moderno. Se trata aquí de imprimirle un gran colorido
a la obra, para lo cual el compositor se vale de múltiples recursos.
La modernidad y el valor expresivo de esta danza reside esencialmente
en la infinita variedad de sus armonías y giros melódicos,
en la libertad de su ritmo, en el polícromo juego de los timbres
instrumentales, en la fantasía sin desbordamientos que reina
en todo el conjunto. Este difícil equilibrio entre tantos y tan
variados componentes es tal vez lo que más cautiva en las mejores
obras de los grandes compositores modernos, particularmente los pertenecientes
a la escuela francesa contemporánea. En la danza de Debussy a
que me refiero magnífico ejemplo de danza moderna
es de admirar, además de la composición misma, la maravillosa
orquestación de Ravel. Hallaremos, pues, en esta danza a Debussy
y Ravel, juntos; dos astros de primera magnitud en el ciclo musical
de la Francia contemporánea.

Maurice Ravel, compositor francés
(Ciboure, 1875 - París, 1937)
Ejemplo musical:
(audio
disponible solo en la versión en CDROM)
Danza "Tarantelle Styrienne", de Claude
Debussy. Orquestación de Maurice Ravel.
Notas
del Editor
Las fuentes de las diferentes citas que aparecen en este
trabajo no están indicadas en los originales.
Al utilizar parte de este material se agradece citar la
siguiente fuente:
Plaza, Juan Bautista: Escritos Completos.
Compilador y editor Felipe Sangiorgi. CDROM. Fundación Juan Bautista
Plaza, Caracas, 2004 |